En algunas ocasiones me denominé “apolítica” porque no quería enmarcar mis acciones alrededor de posturas o partidos políticos y sobre todo no me quería dejar llevar por impulsos mediáticos que lanzan opiniones sin muchos fundamentos. Sin embargo, hace un tiempo escuché una conferencia de Rigoberta Menchú, donde ella decía que aquellos que con sus acciones reivindican derechos, claramente son actores políticos. Escucharla me hizo pensar que “no tomar una postura” en cierta forma era un acto de cobardía, porque me negaba un auto-reconocimiento, desde donde podría darme cuenta si tenía o no las herramientas y la fuerza para tomar una bandera o luchar por un ideal. En ese momento, recordé el lugar en que me encuentro y el trabajo que desde Amalgama Cultural venimos haciendo hace varios años, siempre con total honestidad y cariño, un trabajo desinteresado y hecho con amor para la gente, para los artistas, para los niños, para acercar el lenguaje del arte a todos, abriendo una casa dispuesta a la creación, a la imaginación, una casa que forja diariamente con su gente herramientas para seguir construyendo La Paz, una casa que los recibe y les entrega alegrías. Entonces, ¿cómo no pensarme una ciudadana política?
En este momento histórico, todos hablamos de La PAZ, pero es importante identificar que se entiende por La PAZ, porque ésta no sólo se debe enmarcar a los procesos jurídicos que se adelantan, los diálogos o las votaciones del plebiscito, sino a lo que en el día a día sucede en nuestra comunidad. Y para ello, me acojo a la definición Positiva de la Paz, la cual la entiende como: “El proceso de realización de la justicia en los distintos niveles de relación humana. Un concepto dinámico que nos lleva a hacer aflorar, afrontar y resolver los conflictos de una forma No Violenta, y cuyo fin es el logro de una armonía de la persona consigo misma, con la naturaleza y con los demás“. Porque los conflictos y la guerra logran destruir el tejido social y la forma en que nos relacionamos como ciudadanos, porque los resultados de la violencia no sólo les corresponden a los combatientes, tenemos el deber de buscar nuestra bandera, para trabajar por reconstruir las relaciones sociales, los hábitos de respeto y crear los espacios de coincidencia que nos permitan el reconocimiento del otro.
Partiendo de esta idea, me surgen las siguientes preguntas: ¿Cuál es el papel de la cultura en este proceso? ¿Cuál el de ustedes como emprendedores, líderes y comunicadores naturales? ¿Por qué no vincular nuestros proyectos culturales a la opinión y la re-construcción social? Y aquí vuelvo a recordar a Rigoberta Menchú, con la frase con la que abre un discurso, donde dice: “Para pensar en La Paz, debemos empezar en conocernos y querernos a nosotros mismos.”
Así que nos queda actuar en consecuencia, hacer uso de nuestra creatividad para continuar trabajando y educando para la paz, para la participación, para que todos seamos capaces de reconocernos como actores políticos que reivindican día a día derechos, con los que buscamos transformar nuestro mundo hacia la construcción de sociedades no violentas, y para ello tenemos a nuestro sector, desde donde construimos espacios simbólicos, en los cuales acogemos a todos como individuos, como seres humanos despejados de etiquetas, ideologías, religiones y partidos políticos, creamos momentos, donde somos capaces de transmitir mensajes que atraviesan fronteras y barreras, que logran conectar con lo que cada uno es en realidad, porque entendemos que el arte es uno de los principales canales o herramientas para reconocernos y romper la desigualdad, la diferencia, porque el arte construye nuestra memoria emotiva.
“Reconocer, es ver en el otro su capacidad de agencia, de construir historia, de dejar huella Colombia no es pasión sólo por tener bellos paisajes, es porque su gente tiene dignidad, saberes y es diversa”. María Emma Wills
Ahora bien, después de las diferentes reflexiones y la jornada del #LunesDeCiudad, Música para la construcción de la Paz a la cual fui invitada como moderadora, he vuelto a casa a continuar esta nueva entrada al blog, con la intención de seguir inspirando ésta construcción de La Paz como un camino que debemos seguir, como un deber ciudadano. Es por eso que hoy como actora política de esta historia, quiero alinear mi trabajo a mi ideología de PAZ, entregándote tres puntos clave que puedes tener en cuenta para construir La Paz desde tu quehacer como emprendedor cultural.
Y si bien son puntos que ya he mencionado y que seguro ustedes ya han implementado, es necesario que desde ahora lo usemos de manera consciente y construyendo un mensaje que logre trascender. Y estos son:
- Encuentra en tus productos y servicios culturales un canal para reparar las relaciones sociales, recuperar la confianza e intentar resolver los motivos de la incompatibilidad, porque desde el quehacer cultural, se logra conectar con las emociones y las sensibilidades, logrando un instante donde es posible romper las barreras de la desigualdad, porque ahí está permitido el reconocimiento del otro desde su total humanidad, mas allá de las etiquetas, las ideologías o los diferentes “ismos”, se crea un lugar en tiempo y espacio que te permite a ti y a tu público conectar con lo real y en ese lugar es posible la reparación.
- Recuerda reconocerte a diario como un garante de la memoria, porque trabajar para La Paz, es reconstruir la memoria, esa memoria que no es una sino muchas, tantas como las historias que la construyen, tantas como las partes que nacen de un acto violento. Y el arte reconoce el valor del tiempo, y del entorno. El arte como lenguaje es el engranaje para construir realidades, permite ser el vínculo que logra desaprender la guerra, porque además reconoce otras historias, las cuales nos recuerdan que la vida fluye incluso en la guerra. Y la memoria es la garantía de la no repetición. El arte nos construye nuestra banda sonora emotiva de la vida.
- Conecta siempre con la identidad, porque venimos de unas mismas raíces y entendemos que la identidad es nuestra ventaja competitiva, puesto que conecta con nuestro territorio, y desde ahí logramos cambiar paradigmas. Porque la cultura y la identidad, son transversales a los procesos y las instituciones; son herramientas para la reconciliación.
Este articulo pretende aportar a la construcción de La Paz, entendiendo que “cada día es un nuevo amanecer”. Así que espero que estos tres puntos te permitan una reflexión y los puedas transmitir de manera consciente en la comunicación de tus productos y servicios.
Me encantaría escuchar tus comentarios, que me cuentes lo que en este momento estas realizando para aportar a La Paz así que anímate a escribir que estaremos atentos a responder.
Un abrazo,
¿Ya tienes la GUÍA Encontrando la VOZ de tu emprendimiento?
¡Acá la puedes conseguir!
¡Muy buen artículo!
Muchas gracias Mayjen,
Estos acercamientos sirven para sentirse mejor!!
Un abrazo
P.
Los gestores culturales, son gestores de Paz, es importante entenderlo desde el punto, en que identificar el común denominador de una sociedad es identificar su naturaleza humana, sus valores, su cultura, que a su vez, materializa los mejores sentimientos que contruyen una mejor memoria y reparan el tejido social, limando el acerbo de la guerra, hasta suavizar la conciencia colectiva. Es talvez la manera mas rapida y efectiva de renovar una sociedad enferma, pero para ello debemos reforzar las acciones de esta gestion, porque la contraparte, que es la gestion mediática, no se detiene, promoviendo los antivalores, que son la causa de nuestro estado actual.
Hola Carlos,
Me encanta tu aporte y que nos veas a quienes trabajamos en el sector como gestores de Paz.
Creo que La Paz es una bandera que debemos todos llevar, porque el trabajo del artista no se termina hasta tanto su público se apropia de él.
Así que la labor de todos es visibilidad esas propuestas, esas memorias, esos sentimientos y valores que desde el arte se manifiestan.
Busquemos puntos de encuentro, mirémonos a los ojos y compartamos canciones, obras de arte, danzas, teatro, pinturas, poesías, diseños …
Gracias por escribir y por este maravilloso aporte!
Un abrazo
P.